Guanajuato, 29 de marzo del 2024.- El Oratorio de San Felipe Neri se vistió una vez más de solemnidad y fervor para celebrar las Tres Caídas, una tradición arraigada en la fe y la devoción de cientos de personas que colmaron sus bancas y pasillos.
La mañana se tiñó de espiritualidad cuando, a las 10:30, comenzó el Viacrucis, marcado por la sentencia de Jesús. Entre cánticos y música solemne, la imagen del Redentor, sostenida en andas por la Hermandad de Cargadores, recorrió cada rincón del templo, mientras los fieles seguían con velas y rosarios en mano.
Junto a la figura de Jesús, las cargadoras descalzas, llevando consigo a la Virgen María, caminaban con determinación, su fe eclipsando cualquier dolor físico que pudieran sentir. Detrás de ellos, los fieles, algunos también descalzos, se unían en el camino de oración y reflexión.
En medio de la procesión, un hombre destacaba, portando una corona de espinas sobre su cabeza, entregado a la oración con una devoción que inspiraba admiración en quienes lo rodeaban.
Los padres del Oratorio, desde el púlpito, dirigieron las plegarias y compartieron reflexiones sobre la Pasión de Cristo. Cada sermón culminó con la representación de las caídas del Nazareno, un momento de profunda solemnidad que resonó en los corazones de los presentes.
La atmósfera impregnada de incienso y devoción, la música sacra y la representación vívida de la Pasión de Cristo convirtieron las Tres Caídas en una experiencia espiritual inolvidable, donde la fe se manifestó en cada gesto, rezó y mirada, uniendo a la comunidad en un acto de profunda conexión con lo divino.