En Alemania llevan un mes con contagios al alza, promediando más de 37,000 casos diarios en la última semana. Francia vive algo menos espeluznante, pero que tampoco pinta bien: en el último mes se han duplicado los promedios de contagios diarios por covid, pasando de 4,600 a 9,500 (con días que superan los 14,000 casos nuevos). Hay casos, como el de Grecia, que preocupan por sus porcentajes; llevan al menos dos semanas con una media diaria superior a 5,000 casos, pero con una población considerablemente menor que las de Francia y Alemania.
Se está viviendo una cuarta ola de la pandemia por covid en Europa que ya empieza a tener respuestas intempestivas. En Austria, se implementó una nueva cuarentena diferenciada: sólo para personas que no se han vacunado. Holanda ha regresado a un toque de queda parcial, con tiendas cerrando temprano, y prohibiendo a espectadores atender eventos deportivos.
La situación en Europa preocupa en todo el mundo. Por un lado, porque, en lo que llevamos de pandemia, lo que vemos por allá al cabo de meses se empieza a replicar en otras latitudes. En marzo de 2021, por ejemplo, en México comenzábamos a sentir mayor tranquilidad frente al covid, cuando en Italia colapsaban hospitales y las escuelas volvían a cerrar, después de meses de esperanza. Los cambios de epicentros de la pandemia han servido, hasta cierto punto, como advertencias previsibles para el resto del mundo; particularmente, porque los ciclos de la emergencia sanitaria no han sido los mismos, al mismo tiempo, en todo el mundo.
En Alemania rozan el 68% de población completamente inoculada. Sin embargo, precisamente éste parece ser el problema actual. La saturación de hospitales y los incrementos de contagios y muertes en el país teutón se están dando prácticamente en su totalidad entre las personas que decidieron no vacunarse contra covid-19. Por ello, Jens Spahn, ministro de Salud alemán, está llamando a esta cuarta ola “una pandemia de los no vacunados”. Esto se refleja en países como Portugal (90% de vacunación), España (80%) e Islandia (76%), donde no se registran las mismas variaciones tan graves en el número de contagios a lo largo de las últimas semanas.
Pero no todo se reduce a la población no vacunada contra covid para entender la cuarta ola de contagios en Europa. Expertos en la materia coinciden, en general, con que hay, al menos, otros tres factores que han contribuido al alza de casos actual. En primer lugar, aunque llevemos más de 19 meses en medio de esta emergencia sanitaria, la realidad es que se trata de una enfermedad estacional. Es decir, las bajas temperaturas contribuyen a su dispersión y a la propensión a contagiarse. De tal modo, es de esperarse que los países hacia el norte del continente sean los primeros en mostrar tendencias al alza.
En segundo lugar, también es un hecho que las medidas para mitigar el contagio de covid se han relajado considerablemente a lo largo de los últimos meses. Los confinamientos generalizados desaparecieron del abanico de opciones de los gobiernos; con justa razón, esto se dio porque se volvió cada vez más difícil, tanto económica como mentalmente, permanecer completamente aislados en estado de emergencia. Sin embargo, la relajación de las cuarentenas no fue acompañada por políticas de pruebas masivas y prevención constante.
Por último, parece que con miras a mantener a sus poblaciones tranquilas, una buena parte de países en Europa dejó de comunicar los riesgos y tendencias del covid… hasta que la emergencia volvió a estallar en semanas recientes. En Alemania, durante las elecciones pasadas de septiembre, la pandemia brilló por su ausencia en las plataformas de gobierno. En suma, había una idea colectiva errónea de que, con las vacunas ya puestas y la reactivación económica en marcha, la crisis sanitaria ya estaba más que superada.