Estados Unidos ha sido despojado de su título de país más rico del mundo, siendo ahora China la nación que ocupa esta codiciada posición. El cambio en la clasificación de la riqueza mundial se anunció este lunes en un informe de la consultora McKinsey & Co.
En el informe, titulado ‘El auge del balance mundial: ¿en qué medida estamos utilizando nuestra riqueza de forma productiva?’, se examinan los balances nacionales de diez países que representan más del 60% de la renta mundial.
Entre los diez países, China representó el 50% del crecimiento del patrimonio neto, o riqueza, entre 2000 y 2020, seguida de Estados Unidos, con el 22%. Japón, que poseía el 31% de la riqueza de las diez economías en el año 2000, solo obtuvo el 11% en 2020.
China disparó su riqueza hasta los 120 billones de dólares, frente a los 7 billones del año 2000. Por otra parte, Estados Unidos duplicó con creces su patrimonio neto, hasta alcanzar los 90 billones de dólares, estima Bloomberg.
En ambas potencias, las mayores economías del mundo, más de dos tercios de la riqueza están en manos del 10% de los hogares más ricos, y su proporción ha ido en aumento, indica el informe.
En Estados Unidos, la cantidad de riqueza del país en manos del 10% de los hogares más ricos creció del 67% en 2000 al 71% en 2019. Mientras que en China, el 10% de los hogares más ricos poseían el 48% de la riqueza del país en 2000, y en 2015 el valor aumentó hasta el 67%.
McKinsey reveló que el 68% del patrimonio neto mundial está almacenado en bienes inmuebles, lo demás está en infraestructura, maquinaria y equipos y, en menor medida, en bienes intangibles, como la propiedad intelectual y las patentes. El fuerte aumento del patrimonio neto en las dos últimas décadas ha superado el incremento del producto interno bruto mundial y se ha visto impulsado por el aumento de los precios de los inmuebles, con ayuda del la disminución de los tipos de interés.
Pero esto podría traer efectos secundarios negativos, ya que el aumento de los valores inmobiliarios puede hacer que poseer una vivienda sea inasequible para muchas personas, creando el escenario para una crisis financiera como la que afectó a Estados Unidos en 2008 tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. China podría tener problemas similares por la deuda de promotores inmobiliarios como China Evergrande Group.
Según el informe, el camino más inteligente para prevenir una crisis puede ser que los tomadores de decisiones trabajen para estabilizar y reducir el balance en relación con el PIB mediante el crecimiento del PIB nominal. Para ello, tendrían que reorientar el capital hacia nuevas inversiones productivas en activos reales e innovaciones que aceleren el crecimiento económico.
El escenario de pesadilla sería un colapso en los precios de los activos que podría borrar hasta un tercio de la riqueza mundial, poniéndola más en consonancia con la renta mundial.